FACHADAS DE OBRA VISTA: Patologías

Entrada la década de los años 80, se consolidan las urbanizaciones residenciales en Calafell, con la proliferación de viviendas unifamiliares, a manera de segundas residencias. Se construyen viviendas, adoptando como cierre principal, las fachadas formadas por ladrillos a cara vista, o el que comúnmente conocemos por «fachadas de obra vista», es la tendencia que impera.
La durabilidad de los productos cerámicos es una de las características más interesantes y apreciadas, puesto que hay pocos materiales como los ladrillos que puedan resistir el paso del tiempo de una forma tan favorable y sin cuidados de mantenimiento.
Si bien son abundantes los ejemplos de edificaciones con centenares de años, que conservan sus características estéticas y mecánicas como el primer día, también hay algunos ejemplos de fachadas construidas recientemente y que en pocos años han sufrido una importante degradación, a causa fundamentalmente de la acción de los agentes atmosféricos y en particular de las heladas.
En muchas ocasiones las fachadas de ladrillo cerámico presentan defectos que pueden ser internos debido a los materiales empleados (cerámica o mortero), o externos por alteración de agentes procedentes del exterior (humedades del terreno, atmósfera, etc). Los defectos más corrientes son producidos por las siguientes causas:
1. ATAQUE DE SULFATOS
La presencia de sulfatos puede deber a la misma cerámica (de la arcilla o de los gases de combustión durante la cocción), proceder del terreno (aguas sulfatadas) o de la atmósfera (humos industriales o calefacciones).
Los sulfatos representan uno de los mayores riesgos de agresión química para el mortero. Las reacciones químicas favorecen la formación de productos expansivos al mortero endurecido dando lugar a efectos perjudiciales, puesto que la expansión produce tensiones mecánicas internas, que se traducen en deformaciones, aparición de grietas y fisuras, socavones, etc.
2. USO DE MATERIALES INESTABLES. “*CALICHES”
La causa principal son los nódulos de cal viva sin apagar o «huesos», existentes en el mortero o en la propia pieza de cerámica.
Se denominan «*caliches», a los granos de óxido cálcico existentes en las piezas cerámicas de arcilla cocida. Los desconchados por «huesos» se deben a la expansión producida por la hidratación de grandes de óxido cálcico para formar hidróxido cálcico. Si la cal está finamente molida, el efecto se reduce.
Los granos de óxido cálcico se forman durante la cocción y proceden de los granos de caliza, contenidos en la materia primera, que no han sido suficientemente bien triturados durante el proceso de molición.
El principal problema de este defecto es que su aparición no es inmediata. En función de la humedad ambiental pueden pasar días, semanas o incluso meses hasta la aparición de este.
Para minimizar los desconchados por «*caliches», el fabricante dispone de medios durante el proceso de fabricación cómo son la molinada más fina, la regulación de la temperatura de cocción y la inmersión del material en agua a la salida del horno.
3. ACCIÓN DEL HIELO. HELATICITADO
Si los materiales cerámicos o los morteros contienen agua, en tiempo frío hay el peligro de heladas, con la consiguiente expansión y disgregación del material.
La acción destructiva del hielo se debe al aumento de volumen que se produce al pasar al estado sólido el agua existente en el interior del material, durante las heladas. El hielo formado produce fuertes tensiones, que sólo pueden ser adecuadamente soportadas por aquellos materiales cerámicos de los cuales la estructura interna y resistencia sean adecuadas.
En zonas de costa, con influencia directa de la atmósfera salina, pueden depositar sales (cloruros) sobre fachadas, con un efecto destructivo similar al hielo, debido al aumento de volumen por la cristalización de las sales. Por este motivo, los ladrillos que se utilicen en estos lugares, tienen que ser no heladizos, aunque no haya riesgo de helada.
4. CORROSIÓN DE MATERIALES METÀLICOS EMPOTRADOS
Si se produce la corrosión de elementos metálicos empotrados en una fachada de ladrillo, por filtraciones de agua, ácidos, sulfatos o cloruros, da lugar a un aumento de volumen que ocasiona la rotura del material, provocando fisuras. Todos los elementos férricos tienen que ser tratados contra la corrosión.
5. CAMBIOS DIMENSIONALES. EXPANSIÓN POR HUMEDAD
Las piezas cerámicas, a pesar de su rigidez dilatan o contraen por cambios térmicos o por efecto de la humedad. En obra se colocan los ladrillos húmedos y al secar se contraen, manifestándose en grietas que normalmente se producen en las juntas del mortero. Para evitarlo, se tienen que realizar juntas de dilatación que permitan movimientos parciales de la obra. Se recomienda una separación máxima de 25 m. entre juntas, por climas marítimos y de 20 m. para el resto.
6. EFLORESCENCIAS
Las eflorescencias son manchas producidas por la cristalización de sales solubles como nitratos, sulfatos alcalinos o de magnesio, que están disueltas en el agua y al evaporar esta, aparecen en la superficie del ladrillo. Normalmente se trata de un problema leve de tipo estético, que no afecta la durabilidad del ladrillo, a excepción de los casos en que se produzca una aportación continua de sales procedentes del terreno. Si la cristalización se produce con aumento de volumen y se da internamente puede disgregar la pieza.
Recomendación: Utilizar ladrillos, no eflorézcales.
7. IMPERMEABILIDAD ANTE EL AGUA DE LLUVIA
Cuando la superficie exterior de un muro de ladrillo se moja por la acción del agua de lluvia, la humedad tiende a desplazar hacia la parte seca del mismo. Si la humedad llega a la cara interior del muro, siendo este de una sola hoja, los problemas que esto crea son muy conocidos: deterioro del revestimiento interior, y de los materiales o enseres colocados a su alrededor, y un ambiente insano en la habitación por exceso de humedad relativa.
En los muros de doble hoja se puede producir el mismo efecto anterior en los puntos en que haya claves que unan las dos hojas. A la cámara de aire se producirán con más facilidad condensaciones que pueden acabar haciendo aparecer la humedad en su interior. Si el espacio entre las dos hojas está ocupado por un aislamiento térmico, su efectividad se reducirá considerablemente.
CASO COMÚN: HUMEDADES A FACHADAS DE OBRA VISTA
Descripción de las anomalías:
Filtración de agua en el interior, a través de juntas o fisuras.
Envejecimiento de las superficies de la obra vista.
Motivos:
Desgaste del mortero o presencia de fisuras por retracción, que facilitan la penetración de humedad.
La humedad aparece en épocas de precipitaciones persistentes, esto hace que la fachada esté húmeda durante varios días seguidos.
En medios muy agresivos, se produce una cierta erosión de la obra.
Recomendación:
Limpieza de la superficie con detergente no espumoso y agua.
Aplicación por proyección o pincel, dos o tres capas de pintura hidrofugante incolora. El grueso dependerá de la porosidad de la pieza. También se puede aplicar una pintura impermeabilizando, que además absorba las pequeñas fisuras. En este caso se aplicará una capa de imprimación o puente de unión y después dos capas de protección con rodillo, en forma de acabado.
Importante:
Generalmente, todas las marcas comerciales de estos productos, tendrán que garantizar:
• Impermeabilidad
• Elasticidad
• Permeabilidad al vapor de agua.
• Adherencia
• Resistencia a la absorción y a los rayos ultravioletas
EDUARD GIRALT MULET
Arquitecto técnico
PRÓXIMO TEMA: Formar parte de una comunidad: No hacer obras ilegales
Comentarios recientes